Cuaresma y Semana Santa en familia

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Cuaresma y Semana Santa en familia

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Comenzamos el tiempo de Cuaresma, un tiempo de gracia especial de Jesús para todos, especialmente para nuestra familia. En este tiempo, se nos invita a la conversión del corazón para dejarnos llenar por el amor de Dios. Comenzamos un camino para un encuentro más vivo con el Señor en la Pascua. Esta peregrinación en esperanza donde nos prepararnos para la Semana Santa y la Pascua la realizamos en familia. Esta vez lo haremos contemplando a los diferentes personajes de la Pasión a través del arte. En cada personaje podremos descubrir una actitud de corazón ante el amor de Jesús: la acogida, la cercanía, la adhesión sincera de corazón, la identificación amorosa, o el rechazo de la gracia.

A través de la contemplación de diferentes escenas, podemos introducirnos en la realidad de lo que estos personajes vivieron, descubriendo en sus corazones las luces y sombras en el camino del seguimiento de Jesús. A través de sus rostros y de las miradas que podremos encontrar en los diferentes cuadros, podremos descubrir asombro, sorpresa, dolor, compasión, tristeza y en muchos, un profundo amor.

Pidamos a María que nos enseñe a contemplar la Pasión de Jesús al lado de cada uno de los personajes para poder recibir el inmenso Amor que Jesús nos tiene, que aleje de nosotros toda actitud que obstaculice la acogida de su gracia y que nos permita mirar de cerca a Jesús para más amarle y seguirle. Peregrinos de esperanza hacia la puerta de la salvación que es el
Corazón abierto de Jesús, donde se nos invita a entrar en la fuente de la Misericordia. Está puerta está abierta de par en par para cada uno de nosotros, para nuestra familia.

A lo largo de este tiempo de cuaresma, podemos vivir un camino de esperanza pasando de las tinieblas del pecado, de aquello que en nuestro corazón y en nuestra familia necesita de conversión; a la luz de la Pascua donde brillará sobre nosotros el gozo y la alegría de Jesús resucitado.

Si caminamos hacia la fuente de la misericordia y dejamos que entre en nuestro corazón este amor del Señor, nuestra vida cambiará; ocurrirá en nosotros una verdadera conversión. Para ello, la Iglesia nos invita a vivir estos días con más intensidad la oración, el ayuno y la limosna.